No temas que tu vida termine, sino que nunca tenga un principio.
J.H. Newman.
A veces concedemos a nuestros bienes y posiciones una importancia muy superior a lo que merecen. De hecho, acabamos viéndonos tiranizados por nuestro empleo, nuestras propiedades personales e incluso nuestras relaciones. ¿No es eso lo que ocurre cuando llegamos al extremo de pensar que “la vida no valdrá la pena” si perdemos lo que tenemos?
Cuando nos aferramos a nuestras cosas con tanta tenacidad nos queda poca energía para gozar realmente de ellas. Peor aún, nos resulta casi imposible dejar que algo nuevo entre en nuestra vida porque empleamos tanta energía en agarrarnos a lo que tenemos. Es una lástima, porque entonces nos perdemos los verdaderos placeres de la vida. Somos incapaces de disfrutar de las maravillas de Dios, de la ilusión que se experimenta cuando se traban amistades nuevas o se viven experiencias igualmente nuevas, de la tranquilidad de espíritu.
Si estamos cansados de ser cautivos de nuestras propias aspiraciones limitadas, nunca es demasiado tarde para empezar de nuevo. Lo mejor de todo es que podemos conservar nuestras posesiones y posiciones. No hay necesidad de renunciar a nuestras cosas, de trasladarnos a otro lugar, o de dejar nuestro empleo, porque el cambio verdadero sale de dentro.
Para empezar de nuevo a adquirir una libertad nueva, sólo se requiere una cosa: estar dispuestos a cambiar de actitud ante lo que es realmente importante en nuestra vida.
PENSAMIENTO
El cambio verdadero sale de dentro.